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06/08/2015
Octaviano Palomo del Pozo creó en 1956 un pequeño negocio local de cereales para aprovisionar de semillas y fertilizantes a los agricultores de su zona -Abades, en Segovia-. Hoy, su área de influencia se extiende por toda la geografía nacional: gestiona tanto el suministro y distribución de cereales y fertilizantes, como el aprovisionamiento de materias primas para piensos compuestos, industrias harineras y exportación de producción cerealística desde y a cualquier punto del planeta.
Pedro Palomo, hijo de Octaviano, afirma que es una suerte poder contar todavía con el asesoramiento de su padre en la empresa, aunque su progenitor ya no lleve el día a día. "La nueva generación hemos entrado con ganas de continuar y de poder pasar el testigo a otra generación porque estamos muy orgullosos de ser una familia empresaria, una familia arraigada a la tierra, y entendemos que este modelo de empresa familiar es un modelo que tiene éxito."
El cómo pasó de ser un pequeño negocio a una empresa familiar lo tienen muy presente Pedro y sus hermanos. "Una cosa que hemos aprendido de nuestro padre es el amor a la empresa, el trabajo, la capacidad de sacrificio, y que está claro que quien algo quiere, algo le cuesta".
Según Pedro, si hubo un tiempo en el que parecía que todo era fácil y los negocios crecían rápidamente, ahora hay que tener algo muy claro, y es que es necesario "volver otra vez a lo que nos enseñaban nuestros abuelos: las cosas que se hacen bien, se hacen poco a poco".
Fundar una empresa debe ser una decisión que nazca desde dentro. "Es algo vocacional. Por eso creo que es tan importante en los momentos que vivimos, momentos difíciles, que haya emprendedores. Porque eso va a crear riqueza, empleo, y sobre todo, una mentalidad mucho más abierta, más innovadora".
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