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15/03/2019
El comportamiento de los mercados financieros durante el primer trimestre del año ha desafiado a los malos datos de actividad, a las drásticas revisiones a la baja de las previsiones de crecimiento, a la convulsa escena política, teniendo en cuenta los frentes heredados del pasado que permanecen abiertos (Brexit, conflicto comercial entre EEUU y China, etc) y la acumulación de procesos electorales de gran importancia en los próximos dieciocho meses.
Tiempo de lectura: 4 minutos
Economía internacional
Director de Estudios de Bankia
Sin embargo, mirando los datos acumulados desde principios de año, todas las categorías de activos (excluyendo la liquidez) experimentan importantes revalorizaciones y, lo que es más importante, si el horizonte de comparación lo ampliamos a doce meses, también los resultados serían positivos, con la excepción de algunos mercados de renta variable (UEM, España, emergentes) a los que les quedaría entre un 2% y un 3% para volver a rentabilidades interanuales positivas. La conclusión es que se ha salvado el "match ball" de los dos últimos meses del año cuando la sensación era que nos encontrábamos ante el inicio de un mercado bajista que anticipaba fuertes correcciones en el corto plazo.
Todo dependerá de cuánto pueda durar la capacidad de la nueva alquimia monetaria a la hora de convencer a los inversores de que los riesgos están controlados y, por tanto, de que no hay problemas de estabilidad financiera en el horizonte. Y, sobre todo, del perfil que siga el ciclo de actividad en los próximos años. Más allá del momento del próximo parón en el crecimiento, algo imposible de predecir, (aunque sí parece que la próxima recesión será mucho más suave que la última), lo importante es si nos encontramos ante un escenario de largo plazo caracterizado por un "estancamiento secular" (como en Japón en las últimas décadas) o si, por el contrario, la innovación ligada a la digitalización de las economías (inteligencia artificial, etc) antes o después redundará en un aumento de la productividad total de los factores y, por tanto, del crecimiento potencial y de la riqueza. Aunque lo más probable es que haya países/regiones en ambos grupos, dependiendo de las decisiones de política económica que se tomen en los próximos años.
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