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25/08/2015
¿Sobrerreacción de los mercados?
Los mercados financieros globales han pasado por alto la estabilización de la crisis griega tras los avances en el plan de rescate (uno de los mayores riesgos para la economía mundial en 2015 parece desactivado) y están sufriendo un fuerte shock de aversión al riesgo debido a la incertidumbre que rodea actualmente la situación económica y financiera de China.
China
Director de Estudios de Bankia
La devaluación por sorpresa del yuan y el hundimiento de la bolsa han puesto en duda que los responsables políticos y económicos chinos tengan el control de la situación y se han activado los temores a una recaída recesiva global arrastrada por un aterrizaje brusco de la economía China.
Los mercados financieros internacionales están sufriendo un fuerte y rápido ajuste:
¿O deterioro en los fundamentos del escenario?
Todavía no hay motivos que justifiquen un cambio significativo en el escenario macro global: la macro seguirá apoyando a los mercados financieros. Este shock financiero y de confianza ha pillado a la expansión global ya madura y en uno de los momentos de mayor debilidad desde el inicio de la expansión en 2009 -principalmente, por la desaceleración de los países emergentes-, introduciendo riesgos significativos a la baja en las expectativas de crecimiento para el resto del año (la mejora que se anticipaba está cuestionada) y en las de inflación, consecuencia de los nuevos mínimos de los precios de las materias primas, especialmente en el caso de las grandes economías desarrolladas. Además, también está afectando a las expectativas de política monetaria en EEUU, poniendo en cuestión la subida de tipos que se anticipaba en EEUU para septiembre.
Sin embargo, el pesimismo actual tanto para la situación de China como para la economía mundial parece excesivo: más allá de alguna decepción, como el sector industrial global, hay pocos argumentos que apoyen un debilitamiento intenso de la expansión global.
En el caso de China, es cierto que la confianza empresarial (en mínimos desde 2009), los precios de las materias primas o los datos de producción industrial y de comercio exterior son excepcionalmente débiles. Sin embargo, hay que tener presente que el sector servicios ahora tiene una mayor contribución a la economía y, por tanto, ésta es menos intensiva en el uso de materias primas y menos dependiente de la industria y la construcción. Además, la mayoría de principales indicadores de actividad, incluyendo series como consumo de cemento y de electricidad, ventas de coches y flujos de mercancías, siguen anticipando que el crecimiento se mantiene entre el 6,0% y el 7,0%. Admitiendo que los datos chinos son poco precisos y es probable que estén sobreestimando el crecimiento, lo cierto es que no alertan, por el momento, de un aterrizaje brusco de su economía.
Por tanto, a pesar de la incertidumbre actual y de los enormes desafíos que afronta China en su tránsito desde una economía productiva hacia una de servicios, lo más probable es que continúe creciendo a un ritmo razonablemente dinámico y mantenga una sustancial contribución a la economía mundial: crece menos, pero es más grande, lo que permite que su aportación al crecimiento mundial se mantenga estable a pesar de perder vigor.
Los otros dos principales motores para el crecimiento mundial, las dos mayores economías desarrolladas, están creciendo a un ritmo próximo a su potencial y no hay indicios en los últimos indicadores que adviertan de un debilitamiento inminente: durante los próximos trimestres se esperan un ritmo de crecimiento medio del 2,0%-2,5% en EEUU y del 1,5% en UEM.
En balance, los temores sobre China aconsejan aumentar la prudencia (se trata de una economía sistémica, mucho más influyente que Grecia) y advierten de que el crecimiento mundial durante este año puede ser nuevamente inferior al esperado, pero no justifican el episodio de “pánico” al que estamos asistiendo. Las perspectivas para las tres economías más influyentes son todavía consistentes con la continuidad de la fase expansiva global a medio plazo. El escenario más probable es que crecimiento mundial siga siendo decepcionante y modesto, pero relativamente estable, en un entono del 2,5%.^
Perspectivas e implicaciones para la inversión
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