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07/03/2016
Esta empresa familiar fue pionera, en 1974, en manipulación de la piedra natural. Los difíciles años que ha pasado la economía española también han supuesto un reto para ellos, pero han sabido afrontarlo para escribir su siguiente capítulo, que no está precisamente grabado en piedra.
“La crisis, que nos ha perjudicado a todos, también nos ha beneficiado, porque nos ha hecho abrir los ojos. Nos ha hecho exportar, nos ha hecho crecer, ha enriquecido la relación con nuestros compañeros de trabajo…”, indica Francesc Casas (CEO de Marmolería Catalana). Uno de sus puntos fuertes en este cambio ha sido la modernización: la incorporación de maquinaria especializada para prestar mejores servicios.
Pero la tecnología no vale de nada si no la acompaña algo más: “Siempre he dicho que saldríamos adelante porque tenemos ilusión, capacidad de innovar y, sobre todo, la gente. La gente es nuestra fuerza”, señala Lluís Oliveras (director técnico y comercial), una declaración que apuntala Casas haciendo hincapié en la confianza mutua: “Impulsamos la delegación de responsabilidades. Trabajamos como un equipo, no hay gestión de mando”.
Esa dirección sin mando también es un aspecto que hay que trabajar: “El empresario debe tener capacidad de crear equipo, de liderazgo y una enorme imaginación”, señala Oliveras. Esta última es necesaria en la gestión de una empresa con historia como Marmolería Catalana, pero también en cualquier pyme, porque es la que le permitirá adaptarse a los vaivenes del mercado: “Cuando algo falla, hay que tener la capacidad de encontrar otra opción”.
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