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20/11/2018
La vida es larga o corta, según se mire.
Y en ella, nos cabe conocernos, e incluso disfrutar de nosotros mismos, y aun de los que nos rodean.
Tiempo de lectura: 3 minutos
Día del Niño
Y en esa relación humana del yo y el tú, del nosotros y los otros, usamos la palabra, el gesto, y aun el silencio. Y en esta vida de ocio y trabajo, de sueño y vigilia, nos cabe el salario, el pago, en sal, en oro, en euros, en dólares, en bitcoins, de nuestro esfuerzo, de nuestro talento.
Estamos hablando de economía, de la persona, de la familia, de la nación, de nuestro mundo.
Claro que los niños tienen que saber de justicia social, de generosidad, de sentirse concernidos, de salud mental, de naturaleza, de espiritualidad, de arte y belleza, de deporte. Y como no, de economía, de contención en el gasto, de anticipación, de marcarse objetivos, de medir los riesgos, es parte de la vida. La seguridad personal, en lo que es posible, se asienta también en lo que uno, si se me permite, entre comillas posee, en lo adquirido, en lo que confirma, en lo que permite mirar al futuro con una cierta confianza. Sí, hablamos de economía, de dinero, de pagar el esfuerzo de los otros, de ser gratificado por nuestro esfuerzo. Y eso es algo que permite la convivencia y la evolución del ser humano como especie.
No es difícil abordar este tema con los niños, con los jóvenes. Es necesario. Empieza con "la paga" de fin de semana, ¿lo gastarán el mismo día que lo perciben? ¿sabrán ahorrar?
La economía, conlleva ideología, y priorizar qué es lo importante, qué es lo secundario, lo que puede esperar.
Ya digo, en una familia también se prioriza y esa es parte de nuestra maduración. Apostar por algo y sabernos decir que no.
Economía, y el riesgo de la corrupción, del dinero fácil, del chantaje, del atajo. Hablamos de ética, de moral, de sentirse concernido por los otros.
Hoy un mundo cada vez más próximo en tiempo y espacio genera muchas posibilidades y no poca incertidumbre y riesgos, los niños deben saber, deben conocer de una realidad con la que han de vivir, con la que ya viven.
Hay gente que alcanza la fama, la riqueza, y le es difícil convivir con ella. Los hay a los que les toca la lotería, y al fin sufren una lluvia de dinero que los ahoga. Hay quien cree equivocadamente que puede comprarlo todo con dinero. Los hay que ven derruirse su castillo de naipes y acaban suicidándose.
Estamos hablando de imaginación, de fantasía, de algo inexistente, pero que nos convoca a todos. Y es que todos sabemos que el dinero nos permite vivir, comprar, vender, intercambiar.
Un niño o un adolescente, un joven que no sepa manejarse en el ámbito económico es un analfabeto instrumental, un paria, una persona en riesgo. Eduquémosles, generémosles interrogantes, planteémosles dilemas, formémosles moralmente.
No todo se puede comprar, pero este instrumento, esta herramienta que son valores inaprensibles, dinero de papel, es parte en este momento ineludible y esencial de nuestra vida.
Quien más quien menos recuerda el juego del Monopoly, y había quien adquiría, quien compraba y se quedaba sin liquidez. Y los había que no querían gastar su dinero. Ya ahí comprobamos una forma de ser, una actitud. Un posicionamiento.
Un reciente Nobel nos ha demostrado lo que ya muchos sabíamos, que la economía tiene mucho de psicología individual, y de histeria colectiva. El dinero es miedoso, la bolsa lo sabe y de ahí las fluctuaciones.
Hablar de economía, es hablar del ser humano.
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