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31/01/2018
Si vas a emprender un negocio con un amigo y no queréis acabar a la gresca, hay líneas rojas que no debéis cruzar. Te contamos las cuatro cosas que nunca hay que hacer si quieres que tu amistad y tu negocio sobrevivan.
Tiempo de lectura: 4 minutos
Socios y amigos
Amigos hay muchos, pero quizá quieras ser un poco más selectivo a la hora de empezar un negocio: busca a alguien con las cualidades adecuadas, alguien en quien creas, que comparta tu visión y tu objetivo. La honestidad y sinceridad son algunas de las cualidades que vais a necesitar si quieres que tanto tu amistad como tu negocio lleguen a buen puerto. No obstante, hay que tener mano izquierda: hay que saber cuándo y cómo hacer llegar una crítica a un socio. Y si es tu amigo, ¿quién mejor que tú para saber el momento adecuado?
¿Por qué no probar antes con un pequeño proyecto? Si ves que la cosa no funciona, descarta a tu amigo como socio. Pero si el proyecto sale adelante y os sentís cómodos trabajando juntos, podéis ir creciendo poco a poco.
Proyectos que crecen demasiado deprisa o están sobredimensionados comienzan a generar tensiones que repercuten no solo en vuestra relación, sino en el devenir del negocio. Proyectos pequeños y limitados en el tiempo te desvelarán qué socio se comunica adecuadamente y con fluidez, manteniéndote al tanto de las novedades. Asimismo, podrás comprobar si se trata de una persona responsable y cumplidora, que atiende todas sus responsabilidades. Y, por último, toma nota de su constancia: si persevera y acaba lo que ha empezado, sin abandonar el barco a la primera de cambio.
Además, esta experiencia te servirá para ponerte a prueba tú también.
Ya que podéis empezar desde cero, hacerlo bien. Puede que tengáis el mismo objetivo, pero vuestras maneras de conseguirlo no sean las mismas. Sed claros y transparentes desde el principio: consensuad el plan de negocio, funciones, responsabilidades, implicación... Solo si estáis en sintonía arrancaréis con buen pie. Con todo bien definido, cada uno sabrá qué hacer y no habrá malentendidos.
Eso sí, hay que ser realista y sincero a la hora de definir estas cuestiones: no te engañes atribuyéndote capacidades que no tienes o expresando la intención de dedicar más tiempo del que en la práctica vas a destinar a una función. Si lo haces, terminará pasándote factura a ti y a tu socio.
Solapar puestos y actividades tampoco suele dar buen resultado: asumir funciones diferentes cada uno para tener plena responsabilidad del resultado.
A la hora de repartir tareas, también es importante reconocer cuáles son tus puntos fuertes y cuáles los de tu socio.
Por último, Noam Wasserman, investigador de la Harvard Business School, recomienda reflejar todo lo pactado en un documento que sirva de guía durante el recorrido del negocio. Respaldar legalmente cada aspecto del nuevo negocio también es aconsejable.
Puedes estar muy motivado e implicado en tu trabajo, pero las emociones no son buenas. En especial si te dejas llevar y eres de los que dice lo primero que se viene a la cabeza: lo que le digas a tu socio puede resultarle ofensivo o agresivo. Y no solo emponzoñará vuestra relación, sino que puede afectar directamente a vuestro negocio. Si creas un ambiente de trabajo negativo, desmotivarás al personal y la productividad descenderá. Así que tendrás que ser muy reflexivo y evitar que la adrenalina te domine.
De la misma manera, y aunque tampoco puedes tomártelo todo como algo personal, no deberías tolerar aquello que consideras una falta de respeto.
Dafeng Guo, uno de los fundadores de la startup Strickingly, apunta algunas de las posibles soluciones para encarar conflictos entre socios:
No iniciar discusiones de cuestiones extra laborales en el ámbito del trabajo
Piensa dos veces lo que vas a decir
Usa datos y estadísticas para defender tu punto de vista
Cuando hay un desencuentro en un proyecto, la mayor parte de las veces debe desbloquearse con la solución que aporte la persona que más experiencia tiene en ese área
Ahora ya tienes todo en tu mano para no acabar como Eduardo Saverin y Mark Zuckerberg. Echa un vistazo a la película ‘La Red Social' y verás que a los dos les hubiera venido de perlas leer este post.
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