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03/08/2016
Prácticas de verano
Con el verano, muchas empresas reciben a los jóvenes que inician sus periodos de prácticas. Para ellos es, la mayoría de las veces, su primera experiencia laboral real, en un entorno nuevo y en el que no manejan los códigos de conducta o las expectativas que se tiene sobre su trabajo.
Pero eso no tiene que suponer un problema. Si se enfoca adecuadamente, los jóvenes pueden aprovechar este periodo para obtener valiosas herramientas que les sirvan para su vida laboral e incluso para conseguir su primer empleo.
Un estudiante de prácticas se va a encontrar en un entorno laboral real: habrá todo tipo de personas trabajando a su alrededor. Algunas pueden mostrar menos interés y otras volcarse más en ayudar y enseñar. Este apoyo es imprescindible para mejorar y es a estas personas a las que conviene tener en cuenta y en consideración, porque es de quienes más se puede aprender.
Todo el mundo tiene prisa y asuntos propios que resolver. En esos momentos es cuando hay que demostrar que se tiene iniciativa: acercarse y preguntar en qué se puede ayudar o dirigirse a algún responsable para pedir que se le encargue algo. Incluso, con el paso de los días y conociendo cuáles son las rutinas, tratar de adelantarse a las necesidades sin entorpecer lo que los demás estén haciendo.
Contactos, networking o como se quiera llamar. Conocer gente en el sector de actividad al que uno se quiere dedicar es esencial de cara a iniciar una carrera profesional. Los que hoy son compañeros mañana pueden necesitar de una persona, en esta empresa o en cualquier otra. No se trata de pretender hacer amigos en dos semanas, sino de establecer lazos profesionales y demostrar la propia valía.
Nadie nace aprendido y precisamente para obtener ese bagaje es para lo que se hacen las prácticas, pero eso no significa que no se pueda tener una actitud profesional: ser puntual, mostrar responsabilidad en las tareas que se asignan, preguntar cuando se tienen dudas, respetar el trabajo del resto, atender a las instrucciones que se reciben... En el contrato pone que se trata de unas prácticas: en todo lo demás, la actitud debe de ser la de cualquier trabajador.
Cuando acaban las prácticas lo habitual es que el estudiante abandone la empresa: no significa que se haya hecho nada mal, sino que ese era el pacto previsto desde el principio. Agradecer el aprendizaje recibido, interesarse por cómo se ha percibido su desempeño laboral, ofrecerse para posibles vacantes que puedan surgir e incluso mantenerse en contacto con los compañeros con los que se haya hecho buenas migas es el modo de acabar bien las prácticas. No es sencillo conseguir que cuando acaben las prácticas la empresa ofrezca la posibilidad de continuar, pero si se ha aprovechado el tiempo puede que el verano acabe con un contrato laboral.
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